martes, 10 de mayo de 2011

EL REINO INVERSO

I
Son las primeras horas malgastadas en el dulce recuerdo, iluminaciones se proyectan como esquivas chispas en mi frente sombría y disipada, e subido las cumbres medrentosas de las pasiones humanas para al fin remontar vuelo hacia un nuevo reino...


En el día fúnebre deposité los ojos de la envidia, la mascara de la lujuria, el estómago de la gula, el oro de la avaricia, el aguijón de la ira, las plumas de la vanidad y las pieles de la pereza en el cofre alquímico para confiarlo al anciano tiempo con la esperanza de que lo devore en su temible marcha.

II
En la calurosa noche, sigo el camino, se abren las horas mágicas, ángeles coloridos y extraños derraman lágrimas blancas sobre las llanuras nocturnas, las bellas caricias se amansan bajo la fría luna, en los profundos bosques las sombras cobran vida tiñendo de rojo las sendas plateadas, seduciendo los arboles nocturnos, celebrando arcanas orgías.


III
En el corazón melancólico y el alba rojiza, desafío la perfección, la simetría de lo absoluto, vislumbro el reino rebelde de las virtudes inversas, predico la paradoja y la nada, el desarreglo caótico, veo la belleza en lo obtuso e inocuo, entono palabras sin sentido, cobro vida de entre las brumas de la nostalgia, riño con la forma y muto la belleza.



IV
Durante la incierta mañana, camino tentando fantasmas etéreos, intentando danzar sobre el mundo actual, tropiezo con los ciegos y los tontos, busco en la penumbra diurna al enemigo oculto que siempre observa, busco el reino inverso de las gracias sobrehumanas, vacilante y hastiado me agito impetuoso intentando olvidar los amores monstruosos y la palabra engañosa.


V
En el mediodía incendiario percibo el aroma antiguo del rey asesino, mis venas hierven de furor y lanzo dardos de fuego a la gigante y sofisticada criatura modernidad, aclamo con fervor, como un Ángel iracundo, la aniquilación del “progreso y la ciencia” , ¡que mediodía de siglos y visiones!
¡qué sórdida espera! Prefiero ir a dormir el sueño de la bestia.

VI
En el ocaso voluptuoso, dejo mi carne flotar en un mar sensual de besos, orgasmos y delirios, y los poseo en un solo cuerpo, me consuelo en la figura alterna y lejana de mi amada y me abrigo en la claridad de sus ojos, flotando dichoso en su dulce esfera encuentro la clave, la respuesta al misterio de mis noches,el camino al nuevo mito, mis tierras, el reino inverso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario