viernes, 13 de mayo de 2011

CADÁVER DE AMOR

Caen las cortinas del encanto, hoy el amor se muestra ante mi como un cadáver insinerado
humeando palabras de tus olvidos, evocando un mensaje frío de lo que fueron nuestros
cuerpos en combustión ya extintos y diluidos en arenas grises, aparten a este mensajero ávido de las entrañas de mi dolor que hambriento como un cuervo viene a picotear en mi pecho muerto en vida, aparten este cadáver de amor que consume mi alma, ese vampiro solo desea secarme.

Lo irremediable lo que se agita incesante, tú, transformada en un sueño imposible de amor y demencia, tú, susurrándome en las calles de rostros monótonos amándome tras los abandonos infernales y las fantasmagorías iracundas devorando mis suaves sueños fecundos.

Te siento caminar como siempre, tú, cadáver frio y sereno sombra misteriosa, yaces en un tiempo lejano a mi presente; y atormentado he vagado buscándote en esos mundos selváticos de tu gracia errante.

Paralizado como un niño temeroso me he sumergido en tu cráneo igual a ese sueño hermoso que algún dia tuvimos.

El amante, el olvido, los anhelos enegrecidos, deseos desolados por un cuerpo y un fermento intoxicados en el pasado.

¿Y en que me he convertido?

En tu enfermedad de ojos claros que se hunde cada vez más en tus memorias lago amargo de tus ojos negros, inmensos abismos de aguas que me sepultan en soledades, así mi alma rezagada asciende al mar de sentimientos y expansiones para alcanzar ese amor y seguir besándolo en el abandono.

Han mutado las ciudades y sus estaciones, esperanzas y guerras, los ecos de roma aun resuenan en la decadencia extravagante de las calles, la transitoriedad solo deja intactos los cuerpos del amor apilados en la nostalgia y cada vez más profundo y profundo nos pensamos en abstracciones, conceptos y engendros sensibles que separan cada vez más nuestros cuerpos.

En el sueño- la reunión- se avisa un ente condenado que muere y renace como prodigio divino, milagro oscuro de un amor inconcluso que brota de la tierra y sus antiguos diluvios, ascendiendo, expandiéndose para diluirse en los éteres plateados, pero vuelve a caer pesado una y otra vez en la gravitación terrestre, son los contrastes hechos una carne de mujer y hombre amalgamada en la abierta y eterna discordia.

Lohengrin

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