viernes, 13 de mayo de 2011

ASCENSIÓN Y RETORNO

Mi frente se levantó limpiándose entre Ríos de sangre, en las profundidades sonoras del ensueño, clama la voz y el eco, oh Río viejo , poderoso y espeso; ¿hacia dónde llevas aquellos restos de místicos y profetas ?

Ascendí entre las grietas de la tierra he desplegando las alas del ave de presa, sopla el sabio viento, al fin he dejado mis viejas pieles para hallar el contorno dorado de un nuevo oriente.

Se ha desnudado la luna preludio entre sombras, visiones a través del caos, acción palpitante, fuerte y sensible, una vez más ha vuelto el cambio desde el corazón virgen.

Sí, ha llegado la noche y reunió al misterio, al calor del fuego esperamos por los espíritus y los ancestros, ella reunió todas las noches; ellos en algún tiempo hablaron del día que iluminaría los días, cantaban al trueno electrizante contenido en el rocío que fluye del infinito.

¿Escuchan las antiguas voces? tan dulces que han retornado con el susurro de un mensajero solitario; solo ve el enigma de su pasado y el futuro incierto ante su rostro desconocido.

¿Vuelves entre brumas sosegadas? ¿ vienes de los bosques sagrados a otros reinos? Donde se atrapa al tiempo y no existe y los espíritus de hombres sabios y criaturas inciertas residen.

Hoy entre plagas de luz y sombra , hoy me vuelvo a ustedes, ángeles destronados, ciegos de párpados embriagados; al final de cuentas valió la pena, antigua forma, espectro que se levantó ante mis pupilas de la tierra inerte, hoy tu fuego retorna en sombra , en tumba y elogio.

Hoy me vuelvo a ustedes en el día y en la noche en la nueva forma y el mal silencio. Hoy que encuentro lo que cualquiera encuentra, buscando lo que un loco busca, saboreando una vez más el vino que la sangre seca. Me inmolo en el olvido para derramar la vida entre voces dulces y tambores pintorescos y así dar mi sangre al misterio.

¿Acaso tu sangre es un rosal de sacrificio, de vida?

Tú que marchas entre los rostros vagos de esta realidad, entre momentos sagrados y absurdos, tú que marchas incansablemente hacia el sol, hacia tu sol, tú, sombra errante de la luna, de alguna luna escondida que no volverá. Acaso tú, luz cegadora y cambiante, noche de cráneos y danzas, tú que festejas al filo celebrando la vida; tú...
¿seras un huésped digno?
Mieles coloridas que vuelven trémulos los huesos, creo que la hora del retorno se acerca...

Lohengrin

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